Mi querida lluvia *o*

Bueno, aprovechando que no para de llover aquí en Gran Canaria y que mi tutor nos mandó una redacción sobre los días de lluvia, aquí os lo dejo, a ver qué les parece. Y, si tienen tiempo, coméntenmelo ;).

Aún recuerdo cómo pasaba los días de lluvia cuando era una niña… Saltaba en los charcos que encontraba por la calle para mojar a mi hermana, lo pasaba en grande. Pero lo pasaba aún mejor cuando había tormentas eléctricas, pues para mí eran mágicas ya que cuando caía un relámpago parecía que durante algunas milésimas de segundo el tiempo se paraba y solo podía pensar en lo bello de la imagen. Igualmente me encantaba oír los truenos y pensar que era Dios con un martillo el que producía tales ruidos. ¡Oh!, y cuando se iba la luz en casa, era un gran acontecimiento, ya que toda la familia se reunía en el comedor con velas y linternas y jugábamos a las cartas o al Scrabble o contábamos historias de miedo, que a esa edad me parecían las más horripilantes que había escuchado jamás. También me encantaba cuando llovía y me encontraba dentro de un coche y me entretenía mirando en las ventanas cómo se desplazaban de un lado a otro las gotas de lluvia e incluso recuerdo que, en los espacios donde aún no habían caído gotas, deseaba que la siguiente gota cayera donde yo señalaba y cuando esto ocurría creía era yo la que hacía que se cumpliera ese deseo. ¡Me sentía tan poderosa…!

Ahora las cosas han cambiado. Siguen encantándome esos días, pero ahora me trae nostalgia de las personas que antes me acompañaban en esos momentos y ya no están conmigo. Así que lo que suelo hacer es tenderme en mi cama y ponerme a leer un buen libro acompañada del sonido de la lluvia cayendo sobre las planchas del patio. Puede que para otras personas sea un sonido molesto, pero a mí, por lo menos, me tranquiliza, me hace estar en paz conmigo misma y con el mundo. Y si tengo suerte, me viene la inspiración y me pongo a escribir, cosa que está ocurriendo muy a menudo, ya que suele llover últimamente.

En el futuro, me gustaría poder compartir estos recuerdos con mis hijos y repetirlos con ellos y crear nuevos. Siempre he querido tener una casa que tenga una gran ventana y poner a su lado un largo banco lleno de cojines donde ponerme a observar las tormentas con mis hijos y por qué no, también leer.

¿Qué les parece?