Antes de partir, de Jessica Warmar

¡Feliz lunes! Aquí les traigo la reseña del último libro que he disfrutado, una de las últimas novedades que trae Plaza & Janés para el 14 de febrero.

Comienza así...

Son poco más de las dos de la mañana. Fuera del Elizabeth reina una calma relativa.

Aquella noche durmieron seis personas en el barco. Por la mañana solo quedaban cinco. Elizabeth Valchar celebra los dieciocho años con sus cinco mejores amigos en el barco de sus padres. Allí se quedan a dormir. De madrugada, un ruido constante la despierta, como un golpeo pesado, de algo vivo contra el barco, un pez grande quizá atrapado entre el muelle y la popa... Hace frío en la cubierta y Elizabeth se agarra con fuerza a la barandilla. Al llegar justo encima del sonido, mira hacia abajo y ve una persona, una chica como ella, empapada, anegada, boca abajo. Una historia de amor y de fantasmas. Un relato con moraleja con un apasionante comienzo y un ingenioso final.

El libro ha resultado bastante diferente a lo que me imaginé una vez leí la sinopsis, cosa que me ha gustado, ya que me he llevado una gran sorpresa. La portada, tan tétrica, también puede dar una idea equivocada, ya que la historia no da realmente miedo, aunque sí que inspira suspense.

No quiero destrozarles la sorpresa, así que intentaré comentarles qué me ha parecido sin descubrirla.

Ya se sabe que cuando muere algún conocido o familiar, vemos la vida desde otra perspectiva. Pensamos en nuestra vida: en lo que hemos conseguido, perdido y fallado. Nos preguntamos si podríamos haber sido mejores personas, si hemos influido en la vida de los demás y si ellos en la nuestra. Esta, sin duda, es la esencia de la novela. Y a mí este tipo de historia me encantan, especialmente si nos hacen reflexionar sobre cómo influyen en nuestra vida cada uno de nuestros actos.

Entre los protagonistas nos encontramos con Liz, una chica cuya fantástica vida -aparentemente- cambia drásticamente tras la muerte acontecida el día en el que cumple la mayoría de edad. En esta aventura, por llamarla de alguna forma, le acompaña Alex, un chico marginado que iba al instituto de Liz. Junto a él, se dará cuenta de la superficialidad de su existencia y de algún que otro secreto que no esperaba destapar.

Me ha gustado mucho la relación entre ellos dos, ya que hay una evolución en la que se van conociendo y entendiendo el uno al otro. Lo mismo ocurre con Liz, que vaya cayendo mejor poco a poco.

Hay varios personajes secundarios, entre los que destaco a Richie, que es, después de todo, un encanto. Me ha encantado su historia de amor con Liz.

La historia, contada desde el punto de vista de Liz, te atrapa por sus reflexiones, sus comentarios y su punto de vista de la vida. Te intriga mucho lo sucedido en el barco, cómo ocurrió todo, si fue un accidente...o algo voluntario. Se lee en menos de dos días, al menos en mi caso.

Sin embargo, si en algo cojea la historia, es en el suspense. Desde la mitad de la novela, por lo menos, ya sospechas qué pudo haber ocurrido y por qué. Aún así, la historia no aburre en ningún momento, ya que sigues leyendo para verificar tus teorías. Aunque, al final, la escritora te sorprende en un aspecto del final.

También me han sorprendido varios fallos de traducción que he encontrado, aunque eso podría ser deformación profesional, ya que es la carrera que estudio en la actualidad.

~ Spoilers ~

Si hay algo que no me he tragado es que Richie y Liz, tras conocerse desde siempre y tras empezar a salir a los doce, no lo hayan hecho nunca. ¡Venga ya!

La novela tiene varias similitudes con Tú y yo: una historia catastrófica pero me ha gustado más esta, especialmente porque me la he terminado y la otra aún al tengo esperando en la estantería a que la termine.

~ Fin de los spoilers ~

Resumiendo, Antes de partir es una novela entretenida, bonita, con suspense, que engancha y hace que reflexiones sobre la vida, la muerte y las consecuencias de nuestros actos. Me ha gustado bastante, así que estaré atenta a las demás novelas de la escritora.

Aunque quiero ser valiente, me siento pequeñita y asustada cuando traspaso de puntillas la puerta de cristal, y oigo el leve chasquido de mis zapatos en la cubierta. No se ve la luna. Se eriza el cubierto de mi piel desnuda. Permanezco en la cubierta, helada, escuchando.

Quizá el ruido cese.