Cartas cruzadas, de Markus Zusak

Pues sí, aquí les traigo otro libro de la biblioteca... Mi conciencia me reprende por la columnita de libros de editoriales que sigue pendiente. ¡Pero es Markus Zusak, el autor de mi amada La ladrona de libros!

Así comienza...

El hombre de la pistola es un inútil.
Yo lo sé.
Él lo sabe.
Hasta Marvin, mi mejor amigo, lo sabe, y eso que él es más inútil aún que el hombre de la pistola.

¿Saben qué? No me gusta la sinopsis, así que voy a contarles a mi manera la trama de esta novela, ¿ok?

Ed es un taxista autraliano de 19 años que frustra un intento de atraco al banco en el que se encontraba. Y lo pongo en cursiva porque salvar, lo que se dice salvar, no es exactamente lo que hace. Simplemente coge la pistola que se le cae al atracador y lo apunta con él. Ya está.

Aún así, el tío se hace medianamente famoso y unos días después recibe un sobre con una carta. En ella están escrita tres direcciones enlazadas con tres horas. ¿Y esto qué narices significa?, se pregunta él.

Significa que tu vida a cambiar, chaval, le contesto yo mientras sigo sus aventuras y desventuras junto a Doorman, el gandul de su perro, que me ha recordado a una mezcla del perro de Acosado (por las conversaciones que tiene el prota con él)  y al de La huella de un beso (por ser tan manso y gandul), ¿a ustedes no?

Y a través de él, recorreremos las virtudes y los defectos de la humanidad, nos daremos cuenta de que, con poco, podemos marcar la diferencia en la vida de la gente que nos rodea y mucho, mucho más...

Con sorpresa he descubierto que este libro se escribió años antes de La Ladrona de Libros, por lo que el autor ya apuntaba maneras, eh. Si bien no me ha conmovido como lo hizo aquella, me ha tenido enganchada desde el principio y me ha parecido una joyita, sinceramente.

Como ya dije, su protagonista es Ed Kennedy, un tipo que no sabes si te cae bien, si te da pena o si te entran ganas de zarandearlo y decirle: "Espabila, mi niño". Este se pasa gran parte de si vida con sus tres amigos: Ritchie, Marv y el amor de su vida, Audrey. Estos cuatro se contentan con jugar una y otra vez a las cartas. Lo gracioso es que no superan los veinte años, pero a mí me parecieron sus conversaciones de personas de cuarenta y pico años o incluso más, poco de espíritus jóvenes tenían. Muy curioso.

El estilo del escritor en esta novela es desenfadado, con frases cortas y simples que, en lugar de aburrirte, hace que te enganches poco a poco a la historia. Y es que la narración encaja perfectamente con la personalidad del personaje, por lo que me ha parecido perfecta.

La historia está dividida en cuatro partes, que pertenecen a cada as: el de rombos, el de tréboles, el de picas y, finalmente, el de corazones. Cada parte está divida a su vez en capítulos de distinta extensión, todos con su propio título.

Hay muchos personajes secundarios que enriquecen la vida de Ed y su historia. Cada uno con sus secretos, inseguridades y miedos te obliga a replantearte muchas cosas y a ver la vida desde otro punto de vista. Me han gustado mucho, especialmente Sophie, Milla y Marv. 

Y si hablamos del final, a mí me ha parecido uno de los finales más originales, sorpredentes y brillantes que he leído en mi vida.Y es que durante toda la historia no paro de preguntarme quién está detrás de los sobres con los ases, y lo gracioso es que en todo momento, inconscientemente, ya lo sabemos.

Y ya, para terminar, quiero saber por qué narices la editorial ha cambiado el título original -The Messenger- por Cartas cruzadas. ¿Por qué? Si el primero es perfecto... Por cierto, el Agradecimientos más pequeño que he leído nunca O_O.

~ Spoilers ~

Audrey me cae mal. Yo hubiera preferido a Sophie, sinceramente. Respecto a el secreto de Marv, lo adiviné en el último segundo.

Y la parte final, ¡qué ingeniosa! Sobre todo la primera y última frase de la historia.

~ Fin de los spoilers ~

 

Cartas cruzadas ha sido un pequeño gran descubrimiento para mí. Tras terminar el libro he visto las cosas desde otro punto de vista y he acabado con una tonta sonrisa en mi cara. Una novela ligera en estilo, pero brillante en el mensaje que transmite. ¡Tienen que leerlo! =)

 

 

A nadie le importa ser un desastre en matemáticas. La gente incluso alardea de ello. Va por ahí diciendo: <<Ciencias e inglés no se me dan mal, pero soy un auténtico negado para las matemáticas>>. Otros se ríen y dice: <<Yo también. No tengo ni idea de qué va toda esa mierda de los logaritmos>>.

Tendríamos que poder decir eso mismo con respecto al sexo.

Tendríamos que poder decir con orgullo: <<No tengo ni idea de qué va toda esa mierda de los orgasmos. Lo demás no se me da mal, pero en el tema orgasmos soy un desastre>>.  

Nadie lo dice, sin embargo.

No puedes.

Y los hombres todavía menos.