El verano en que me enamoré, de Jenny Han

Le tenía muchas ganas a este libro, pero finalmente no me ha gustado tanto como esperaba…

Así comienza…

Llevábamos conduciendo como unos siete mil años, o al menos eso parecía. Mi hermano Steven conducía incluso más despacio que la abuela.

Belly nunca ha sido la clase de chica a la que le pasan cosas. Año tras año, sus vacaciones transcurren en la casa de la playa pero los chicos apenas se dan cuenta de lo mucho que se fija en ellos. Cada verano, Belly desea que eso cambie. Y, esta vez, lo hará: éste será el verano en que Belly se volverá guapa, el verano en que se enamorará? aunque también será el verano en el que todo cambiará. Para bien, y para mal.

¿Quién no ha tenido alguna vez un amor de verano? ¿Quién no ha estado deseando que llegue el verano para ver en los apartamentos al chico de cada verano? ¿Quién no recuerda la piscina sin recordar jugar a la pelota o al bobo con el chico de verano de turno? ¿Y quién no sonríe al recordar esos momentos? Es, sin duda, lo mejor del verano.

Eso es lo que yo buscaba al leer este libro: rememorar viejos tiempos. Y es, en su mayoría, lo que encontré en el libro. Sin embargo, no acabó llenándome del todo la historia.

Si algo es indiscutible, es que la prosa de Jenny Han es ligera, sencilla y bonita. El libro me lo acabé en pocas horas gracias a ella y a la brevedad de los capítulos.

Sin embargo, me volvió un poco loca tantos viajes al pasado y al presente. Me hubiera gustado que todo fuera lineal, porque si no, sentía que ese suceso había pasado a la misma vez que los otros, y me confundía.

Los hermanos Fisher me gustaron bastante: Conrad, el callado y frío, y Jeremiah, el extrovertido y cálido. Cada uno tiene su puntito, no lo niego, pero tengo una clara preferencia.

Vemos como Belly va creciendo y cambiando a través de los veranos. No es la peor de las protagonistas, pero a veces me resultaba cansina y un poco niñata, pero claro, solo tiene quince años, es comprensible.

El final es demasiado abierto para mi gusto, pero es normal siendo, como es, una trilogía. La historia tiene un par de sorpresas, la mayoría te la hueles, pero no es algo demasiado descarado.

~ Spoilers ~

Primero: si vas a pasar una temporada con chicos que te gustan, jamás de los jamases lleves a tu mejor amiga para que los conozcas, especialmente si ella es más guapa y lanzada que tú. Vamos, eso es de manual.

Segundo: no sé lo que me pasa últimamente, pero no estoy soportando a personajes como Conrad que van en plan de misteriosos, que sufren en silencio, hacen daño a la prota y luego de hacerle millones de putadas, confiesa que está loco por ella. ¡No, no y no! Me enervan. ¿Por qué siempre se quedan las chicas con ellos? Está Jeremiah, que te cuida, te enseña a conducir, te trata bien, se mete contigo, pero de una bonita forma, te confiesa lo que siente y vas tú y le dices que no por un tío que pasa olímpicamente de ti? Me da muchísimo coraje que pase eso. ¡No es justo! Parece que las tías somos unas masocas: Trátame mal y te amaré por siempre. Pero bueno, como aún quedan otros dos libros, quizás la chica espabile un poco.

Tercero: lo de la enfermedad de Susannah estaba cantadísimo, creo yo.

~ Fin de los spoilers ~

El verano en que me enamoré o, como yo lo prefiero, The summer I turned pretty, es un libro entretenido y ligero, PERFECTO para el veranito, que te traerá más de un recuerdo de tus propios veranos. Tengo ganas de leer la continuación, No hay verano sin ti.

[3.75/5]

-Eso también. Pero resulta que yo prefiero a las chicas inteligentes y seguras de sí mismas.
-Mentira. Taylor te gustaba, y no es así para nada.
[…]
-Quizá no, pero sin duda sabía lo que hacía –respondió estallando en una carcajada.
[…]
-Eres un asqueroso. Y un mentiroso. Sé con certeza que no llegasteis a segunda base.
Paró de reír.
-Vale, sí. No lo hicimos. Pero besaba bien y sabía a caramelos.
[…]
-Pero tú, tú fuiste la mejor, Bells.