Donde los árboles cantan, de la excelentísima Laura Gallego

No iba a poder leer este libro hasta el viernes que viene, cuando Paulita me lo prestara. Sin embargo, mi hermana me dio la sorpresa del año cuando lo trajo a casa porque se lo había prestado una amiga. Me costó bastante convencerla para que me lo dejara leer, pero lo conseguí.

Algunas historias se escuchan... otras se viven. Viana, la única hija del duque de Rocagrís, está prometida al joven Robian de Castelmar desde que ambos eran niños. Los dos se aman y se casarán en primavera. Sin embargo, durante los festejos del solsticio de invierno, un arisco montaraz advierte al rey de Nortia y sus caballeros de la amenaza de los bárbaros de las estepas… y tanto Robian como el duque se ven obligados a marchar a la guerra. En tales circunstancias, una doncella como Viana no puede hacer otra cosa que esperar su regreso y, tal vez, prestar atención a las leyendas que se cuentan sobre el Gran Bosque… el lugar donde los árboles cantan.

A mí nunca me han entusiasmado demasiado las historias en ambientes medievales, pero teniendo el sello de Laura Gallego, una de mis escritoras favoritas, avalaba ser una historia interesante y mágica. Y así fue, sin duda alguna.

Nos encontramos con una protagonista noble, que ha vivido entre algodones toda su vida, lo tiene todo: riquezas, un padre que la adora, un prometido al que ama y una amiga fiel. No obstante, con lo que no cuenta es con la llegada de bárbaros que acaben con su amado reino, Nortia.

Viana es una protagonista humana, real, pero sobre todo verosímil. Lo que falla en muchas historias donde la protagonista cambia, es que lo hace radicalmente de la noche a la mañana, sin una evolución creíble. Esto no pasa con Viana, aquí vemos su cambio poco a poco, de niña a mujer, de dama a guerrera. A veces parece que se ha convertido totalmente en una, y aún conserva pudor o modales nobles.

Lobo es, sin duda alguna, mi personaje favorito. Me parece un hombre muy interesante, ingenioso e inteligente. Disfruté muchísimo con las historias acerca de la pérdida de su oreja, es un personaje entrañable, que se preocupa por todos a los que tiene a su alrededor, aunque a veces sea duro y seco. En ocasiones me recordó a Kakashi, o yo me lo imaginaba parecido físicamente, no sé por qué.

Uri es un amor de muchacho, es una mezcla de niño y hombre. Es tan espontáneo, tan real, sin dobleces o malicia, totalmente sincero. Vamos, uno de los personajes más especiales que ha creado la autora, sin lugar a dudas.

La forma de escribir de la escritura sigue siendo tan impecable como siempre. Esta mujer debe haber vivido en otra vida en la Edad Media, porque esta época es donde mejor se mueve. Por eso, debido a este ambiente medieval, estad preparados para situaciones violentas. Me sorprendió esto, ya que no suele escribir escenas o hechos cruentos, y si lo hace, lo hace con delicadeza. Pero los bárbaros no son monjitas de la caridad, ni mucho menos; son violentos y crueles y eso es lo que nos narra Laura Gallego. No le cojan cariño a ningún personaje...

La historia me hizo recordar a La historia del Rey Transparente, de Rosa Montero, aunque DLAC es mucho más interesante y mejor contada. La de Montera era demasiado larga, lenta y aburrida, es más, no llegué a terminármela porque era soporífera. En cambio, la historia de Viana no se deja nada en el tintero, todo lo que se cuenta, se cuenta por una razón, nada sobra, no hay palabras vanas.

Otra cosa que me ha encantado de la historia es que aunque la magia es un aspecto importantísimo en la historia, curiosamente, es uno de los menos fantásticos de la escritora, cosa que a mí me encanta, ya que los elfos, seres de los bosques y demás me suelen aburrir, así que hay una combinación perfecta de fantasía y realidad en la historia.

SPOILER

Desde que llega la guerra, te preparas para todo tipo de horribles situaciones, yo creía que el prometido moriría, pero que Robian la traicionara de esa forma no me lo esperaba. Yo, siendo tan rencorosa como soy, no le hubiera perdonado jamás lo que hizo.

Por eso, sabiendo que no iba a ser el chico de la historia, estaba casi convencida que lo iba a ser Lobo. Me hubiera encantado que se quedaran juntos, por muy grande que hubiera sido la diferencia de edad entre ellos. Aunque Uri me enamoró, a veces lo veía demasiado infantil para Viana, aunque eso no quita que fuera maravilloso o perfecto para la una historia como esta.

La verdadera naturaleza de Uri no la sospeché hasta que el brujo insinuó que no era quien ella conocía, pero lo explicaba todo: el miedo al fuego, su manía de meter los pies en el agua, la herida de su mano...

El final me ha parecido fantástico, perfecto, aunque esperaba que Lobo muriese - no se me ocurrió que se hubiera puesto la savia-. Y me dio mucha pena la separación de los protagonistas, aunque intuyes que no pueden estar juntos, lo de que se convirtiera en árbol en su castillo, un detalle precioso. Por cierto, ¿no les recordó su transformación en árbol a la de Dafne en laurel? Pero en lugar de hacerlo para escapar de un enamorado obsesionado, lo hace para estar con ella por siempre. 

Donde realmente solté una lagrimita fue cuando encuentra a una Viana anciana a los pies del árbol, ¡me dio una pena! El epílogo es uno de los más bonitos y perfectos de la autora: el nacimiento de sus dos hijos, cómo continúan sus descendiente y, sobre todo, la reaparición de Oki, el juglar. Perfecto.

FIN DEL SPOILER

En resumidas cuentas, esta historia lo tiene todo: aventuras, peligros, amor, personajes inolvidable, traiciones, violencia, magia, naturaleza, leyendas... Y un final digno de una historia tan perfecta como lo es esta. Uno de los mejores libros de la escritora valenciana, que te hará soñar, reír, llorar y pensar, una joya de la literatura española. No podrás despegarte de sus páginas. ¿Qué haces que no lo has leído aún?

- Lo siento -dijo inmediatamente.

-Ya puedes sentirlo - gruñó Lobo -. ¿Es que no me escuchas cuando te hablo? Te dije que internarte en el bosque era una mala idea. ¿Sabes cómo perdí esta oreja? Cuando era un mozo, yo también quise averiguar qué había más allá. No hice caso de las advertencias de mi padre y me escapé al Gran Bosque, ¿y sabes qué? Me salió al paso un oso que era el doble de grande que yo. Tuve suerte de escapar con vida, pero me arrancó la oreja de un zarpazo. Ese día aprendí dos cosas: que uno siempre debe escuchar a sus mayores y que cabrear a un oso no es una buena idea.