Nicola y el noble impostor, Meg Cabot.

¿Cómo les va? Esta entrada está programada porque ahora mismo – seguramente – estaré en la playita… u.u, así que supongo que yo estaré bien… xD

Bueno, sin más dilación, les traigo la reseña de una de los libros que saqué en la biblioteca y les enseñé en el último Vlog.

SINOPSIS:

A pesar de no disponer de una gran fortuna ni ser especialmente hermosa, a Nicola no le faltan invitaciones para fiestas y presentaciones en sociedad. E incluso se le han acercado algunos pretendientes. Sin embargo, ella sólo tiene ojos para una persona: El guapísimo vizconde Sebastian, un joven atractivo y jovial. Así que cuando Sebastian declara su amor a Nicola, ella lo acepta embelesada. Sin embargo, algo enturbia ese sueño hecho realidad. Nathaniel Sheridan, amigo de Nicola desde la infancia, la previene acerca de Sebastian: El vizconde no es quien parece, y tampoco sus intenciones son claras. De modo que, mientras Nicola descubre la verdad de su noviazgo, también encuentra la respuesta a una pregunta vital: Entre el amor soñado y el amor real, ¿cuál debe ser la elección?

OPINIÓN PERSONAL:

Como dije en el Vlog, ya me había leído un libro de la misma colección. Meg Cabot es una de mis escritoras favoritas, me divertí mucho con sus historias, como la de Cuando tropecé contigo.

Así que la combinación Meg Cabot + Novela de época = Lectura genial para el verano. Y así fue, me lo terminé en cuatro horitas.

Graciosa, entretenida, predecible, romántica. Al menos para mí, perfecto para una tarde – o noche, en mi caso – de verano tranquilita.

¡SPOILER!

Aunque la prota me puso un poco nerviosa con tanto mi Dios sobre Sebastian. Yo me enamoré desde el principio de Nathaniel – si tengo un hijo, lo voy a llamar así, el nombre es precioso-.

Como ya dije, fue previsible el por qué de el intento de compra y todo lo demás.

¡FIN DEL SPOILER!

Leedla ;).

 

 

PUNTUACIÓN:

 

Amor: 4

 

Originalidad: 2.5

 

Personajes: 4

 

Acción: 3

 

 

 

FRAGMENTO ALEATORIO:

- ¡Muchas gracias, milord! - exclamó Nicola agradecida, levantándose para bajar del carruaje de sir Hugh.

 

Pero Nathaniel, que estaba sentado junto a la puerta, no se movió.

 

- No tienes que irte. Nosotros te llevaremos a casa, Nicky.